El único punto delicado es el llamado paso de Anais. Su paso resulta fatal. Lo que parece una pequeña cascada proporcionada por una fuerte corriente te sumerge hasta una burbuja donde la escapatoria es nula. Pasamos por su lado izquierdo esquivando dicho "agujerito".
Entre estrechos y aperturas de las paredes que nos van envolviendo, no dejamos de buscar sus posibles saltos...
Llegamos a un punto donde todo se encoje, túneles, puentes de roca y algún que otro sifón es lo que nos vamos encontrando a lo largo del descenso.
El tramo más bonito se acaba. Un manantial nos proporciona agua fresca y un poco de reposo. Luego toca caminar hasta llegar a la presa. En su camino encontraremos una zona donde es posible realizar un salto de unos 12 metros, vale la pena.
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