Aprovechando los
días rigurosos de
frío,
Frank y yo decidimos hacer una matinal para luego llegar pronto a casa. Por
cercanía, variedad en
cascadas y el
frío que hace, el sector
Pedraforca imaginamos que debe estar a petar de gente y decidimos probar suerte en esas cascadas, solitarias, de las que muchas veces no prestamos atención.
Campelles es el lugar elegido. Temprano por la mañana, nos plantamos en el lugar.

Este es el comienzo de la cascada, en la que se compone de dos reuniones, unos 80 metros en total, 75º/85º de inclinación y una graduación de I/3. Utilizaremos de tres a cinco tornillos de hielo.

Y estas son las vistas desde la base de la cascada en dirección a
Campelles y
Ribes de
Freser.

Comenzamos con el primer largo.

A medida que se clavan los
piolets, podemos comprobar el estado del hielo. Se rompe en pedazos, lo cual, nos tenemos que asegurar una, dos y tres veces que el
piolet clave bien a medida que vamos avanzando y así asegurar el ascenso.


Llegados a la R1, basada en bagas montadas en los árboles, no tardamos en darle al segundo y definitivo resalte...

Después de esto,
rapel desde los árboles y para casa.
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